jueves, 6 de febrero de 2014

Una declaración de intenciones...


Hace muchos, muchos años un niño leyó El Señor de los Anillos. Cuando llegó al final se quedó unos instantes en silencio, consciente de haber descubierto un nuevo mundo, y volvió de nuevo a la primera página.
Así fue como me convertí en un habitante más de la Tierra Media.

Unos cuantos años después, Games Workshop sacó a la venta un juego de estrategia basado en las películas de New Line. Aunque ya atesoraba algunas miniaturas de Mithril, aquel 3 de noviembre de 2001, día en el que salía a la venta, estuve el primero en la tienda para hacerme con él. Aquellos elfos y numenoreanos de plástico, el reglamento con páginas movidas (por ser la primera edición)...Todo aquello me pareció maravilloso. Hasta el cartón de la caja me gustaba. ¡Era El Señor de los Anillos en miniatura!¡Qué más se podía pedir! Los héroes tenían puntos de poder para hacer heroicidades, los Nazgul eran en aquellos tiempos primigenios dianas ambulantes para los arqueros elfos y los hombres de Gondor costaban casi el doble que un orco de Mordor.

Ahora, trece años después, las novedades para el juego no están en su mejor momento. Hay personajes que difícilmente verán nunca la luz, y otros muchos han sido ninguneados por sus adaptaciones en las películas. Y no parece que vaya a ir a mejor.
Pero, ¡ey!, puede que yo tenga menos pelo y más barriga que cuando pinté mi primer orco de Moria, pero sigo queriendo batallar en la Tierra Media. Así que, siguiendo el consejo de mi mujer (Azote orco de los Pueblos Libres), me he decidido a colgar aquí todas las conversiones y reglas de la casa que he ido realizando durante todos estos años. Porque en las partidas que suceden en nuestra casa los dunlendinos se enfrentan a Helm Mano de Hierro por el control de Rohan, los licántropos rondan por Dol Guldur y la reina Beruthiel teje sus intrigas contra Gondor acompañada de sus gatos.

Sé bienvenido y siéntete libre de comentar lo que te parezca. Si no estás de acuerdo con mi interpretación de los Señores de Umbar, dímelo. Si tienes reglas ya hechas para tus propias partidas, cuéntanoslas para que los demás podamos probarlas y disfrutar de ellas. El juego no morirá mientras nosotros sigamos jugando.

(Ah, y por cierto, todas las imágenes, nombres y demás zarandajas pertenecerán a sus correspondientes dueños. Nada de lo aquí publicado tiene ánimo de lucro. Por si acaso)

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